
Hay un árbol inmóvil
hay otro que avanza,
un río de árboles
golpea mi pecho
es la dicha,
el oleaje verde.
Tú estás vestida de rojo
eres el sello del año abrazado,
el tizón carnal,
el astro frutal.
En ti como sol la hora reposa
sobre un abismo de claridades.
La altura se nubla de pájaros,
sus picos construyen la noche,
sus alas sostienen al día.
Plantada en la cresta de la luz
entre la fijeza y el vértigo,
tú eres la balanza diáfana.
Publicado por Sergio Ruíz. Colaborador (México)