Yo escuché, en medio de la noche,
de esta tierra el sollozo, el grito, el alarido,
el aullido de espanto de mi pueblo,
oprimido por el odio, desgarrado,
destruido, destrozado,
derrumbado con golpes sin compasión ni piedad.
Dime dónde, cuándo, quién, mira, ve;
quién siente, se conmueve y llora;
quién alza el puño y quién tiende la mano;
quién abraza y sostiene.
Dime, sólo dime, el por qué de tanto odio,
tanto espanto, tanta ceguera sin razón.
Dime por qué, si los campos florecen,
los frutos maduran, los pájaros trinan,
el sol brilla cada mañana,
y la luna nos baña con su luz de plata…
por qué, sólo por qué olvidar el amor?
Mira amor,
las grullas pasan volando al atardecer
y las golondrinas emigran hacia otros lares,
buscando escapar lejos de la escarcha,
cuando se va apagando el fuego de esta tierra.
Sueña amor,
los más bellos sueños,
que yo pronto también partiré
en el tiempo de brumas y de sombras.
Cuando el rocío haya cubierto
los campos al amanecer,
no brillará el sol para mí,
sino una suave y dulce oscuridad
me acariciará los ojos
y se escuchará el tañer de las campanas
a la hora de la melodiosa oración temprana.
Ana Uleha.
Argentina.