Se detuvo la tarde entre mis sueños,
como un papalote se me va la vida,
volando entre las preguntas
que no obtienen respuesta.
Hacia dónde caminará el lazarillo
que asoma su voz cuando el temor
es una lápida que imagina
pájaros sin canto en mi horizonte?
Cuándo un dios o un ángel se detuvo
a conocer la lágrima, esa gota de inquietud
que carcome la esperanza?
La calle recibe mis pasos,
los mismos que recorrieron el sin rumbo
del amor que olvida,
ahí donde la luz se apaga cada noche
llevando el renacer entre sus dientes.
¿Por qué, vida, asumes que amo
tu cordillera de promesas fugaces,
tu montaña de posibles aciertos,
el trayecto del destino que esconde
su sonrisa alucinante?
Alzo mis hombros y camino,
y juego con la inaudita certidumbre
de sentirme viva mientras tanto.
Isabel Cristina Arroyo Calvo.
Costa Rica.
Del libro Poemas de abecedario en la tormenta.