Al despuntar el sol, su luz incesante baña en su esplendor el cerro del Señor Caído.
Desde abajo observas cuán lejos estas de llegar a la cima, te apresuras a iniciar la travesía y te preguntas, – ¿cuántas escalinatas tendré que subir? – y poco a poco lo vas descubriendo.
Al subir notas que no estas solo, un centenar de gente va a tu lado, niños, jóvenes y ancianos, un pintoresco gentío de fieles.
El paisaje arbóreo enmarca tu caminar, y cuando por fin llegas aprecias al calor de un sorbo de café, ¡cuán grande y bella es la ciudad Santafereña!.
Yenny Rocío Tulcán Hernández.
Colombia.
Muy bonito
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