MANUAL DEL PESIMISTA

Maria2

Llaman a la puerta. Escucha el sonido del timbre estridente, gritón que no para quieto dentro de su minúscula cajita y protesta a cada apretón. Recorre la casa pasando por las estancias frías, vacías, insípidas. Haz el esfuerzo de mirar bien donde pisas sin tropezar con viejas cajas apiladas en un rincón o desbaratar baúles que no quisieras poseer.

Intenta escuchar más allá del timbre por si algo o alguien estén también esperando tu reacción y así consigas no sobresaltarte cuando lo tengas de frente y ya no sepas como afrontarlo. Los problemas suelen anunciarse a gritos si consigues aislar sus voces entre todas las demás y ellos solos suelen también decirte por qué y cómo. Llega hasta la puerta principal sin luz, caminando a ciegas, rozando con los dedos las paredes que te encierran, sintiéndote protegido de temores que no están fuera, sino dentro de ti mismo, aunque lo niegues. Desatasca la cerradura, como muchas otras veces difícilmente abre, empeñada en complicarte tu ya complicada existencia, haciéndote enfadar y exasperarte. Y cuando consigas abrir de un empujón a la fuerza, quizá habiendo roto algún pequeño mecanismo de esa misma cerradura que te da cierta intimidad, mira bien quién está detrás esperando que le abras las puertas de tu hogar. Es conveniente que aguantes la puerta abierta por un resquicio mientras te aseguras que la amenaza que hay al otro lado no es mayor que la tuya propia y una vez que estés seguro que no puede hacerte daño o si por el contrario, lo consientes, abre del todo y deja pasar a la siguiente preocupación a unirse a tu fiesta. Esa fiesta que todos los días y sin remedio tus neuronas montan con cubatas y jaqueca incluida, con vecinos que se quejan y llaman a la policía para que te llamen al timbre de nuevo y amigos gorrones que se adueñan del sofá y las mantas, las palomitas y el fútbol en el salón de tu casa. Intenta dormir como cada noche en medio de todo ese ruido, en la semiinconciencia, oyendo sin oír, escuchando sin prestar atención, contando trozos de papel que se puedan mojar, perder, robar o romper mucho más fácilmente que tu alma, pero que tu escoges cada día para cambiarlo por unas horas de aparente paz y tranquilidad hasta que te los roban, los mojes, los pierdas o se rompan,… Procura buscar un hueco lo bastante hondo y oscuro donde enterrar tus sueños, tus esperanzas, tus posibilidades y vístete cada mañana con trajes que hablen de lo gris que eres, de lo inútil de tu vida, de tu casa, de tu timbre,…

Come de prisa y habla mucho, criticando, despotricando, salvándote de las culpas y siendo el corderito fiel e inocente al que todo el mundo engaña, que siempre que se ducha debe teñirse para no destacar entre todos los demás corderitos del rebaño. Está muy mal visto,… Utiliza a la gente y ama las cosas. No es tu culpa, es culpa del mundo. Recuerda la norma anterior. Quéjate del gobierno, de la justicia, de las normas, de la educación,…quéjate y sigue asistiendo a las asociaciones, partidos, mítines, desayunos gratis de campaña y demás eventos importantes donde debes mantener la boca cerrada y la mente quieta, al fin y al cabo, a quién le importa lo que pienses,… Despreocúpate de ser feliz, ni lo intentes siquiera, no merece la pena. Demasiado esfuerzo termina por desequilibrar a los hombres. En las reuniones familiares ríe, aunque no te haga ni puta gracia el chiste, llora y da el pésame aunque no conozcas al muerto o si quiera a la familia, se el primero, pelea por tu ego y tu herencia y si te queda tiempo practica un poco de sexo. Es bueno para liberar endorfinas. No te agobies, la vida pasa rápido. No tendrás que estar mucho por aquí. Con suerte, un autobús te atropellará, sufrirás una enfermedad incurable que te postrará en la cama y así podrás evitar muchas de las anteriores tareas obligatorias (siempre habrá alguien a quien des pena y las hará por ti), o el alcohol y las fiestas diarias de tu mente acabarán haciéndose dueños de tu vida, llena de milagros y vicios. Y si no, si nada de todo esto te funciona, si no consigues cumplir con ninguna de estas normas y vives angustiado sin saber si abrir la puerta cada vez que el timbre te sobresalte, hay una solución muy simple. No seas pesimista. Deja todo lo dicho atrás y vive.

 

María Luisa Mendoza Gálvez. Málaga-España

 

 

 

 


Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s