No se me hubiera ocurrido nunca escribir algo sobre el Spiegel Grove y el Duane, dos espectaculares barcos hundidos en Cayo Largo, que a través de los años han formado bellos arrecifes artificiales, pero ese día de nuestro viaje, el tiempo estuvo tan espléndido y realizamos buceos tan maravillosos, que sería imposible no dejar plasmada esta experiencia en una crónica.
No estaba entre mis planes bucear hasta el Duane esa mañana, porque normalmente se programa hacer un buceo profundo hacia el Spiegel Grove primero y al de menos profundidad después, pero ese día tuvimos suerte, mejor dicho mucha suerte. Carlos mi buen amigo y compañero de buceo le preguntó al capitán si iríamos al Duane, ya que ese barco era el de su predilección y además hacia mucho tiempo que deseaba que yo lo conociera , el capitán le respondió que si todo los buzos que estábamos en el barco estaban de acuerdo, podríamos sumergirnos hacia los dos barcos el mismo día, ¡Wowww!, al escuchar esto atinamos todos a decir emocionados, ¡Eso sería magnifico!. Ya estando todos a bordo, el capitán preguntó si todos estábamos de acuerdo en llegar primero al Spiegel Grove y después al Duane y las doce o trece personas que estábamos en el barco aceptamos con entusiasmo.
En el puerto se percibía un poco de viento, lo cual nos llevó a pensar que en el mar abierto el tiempo iba a estar complicado y la visibilidad limitada, pero nos equivocamos y arribamos al Spiegel Grove alrededor de las 9 de la mañana.
El USS Spiegel Grove (LSD-32), conocido también con el sobrenombre (Top Dog), fue un barco utilizado por la Marina de los Estados Unidos, lanzado a navegar el 10 de noviembre de 1955. Es una nave inmensa con un diámetro de largo de 160 metros y está a 130 pies de profundidad, lo cual hace un poco difícil y peligroso llegar a este, y cuando se logra hay que tener mucha precaución ya que le ha costado la vida a más de un buceador. Después de varios años en el agua, el Navy lo retiró de sus listas el 13 de Diciembre de 1989 y finalmente fue hundido en Cayo Largo en el 2002.
Antes de comenzar nuestra aventura, el capitán dio indicaciones de lo que debíamos hacer, saltar al agua y sujetarnos de una cuerda a un costado del barco, la cual nos ayudaría a llegar a la línea que estaba atada en la proa del Spiegel Grove , por donde deberíamos descender y comenzar la inmersión, toda esta maniobra para evitar que la corriente nos arrastrara a la deriva (pero hay piscinas que tienen más corriente que la que había ese domingo), inclusive bajamos por nuestra propia cuenta hasta la parte trasera del barco.
Al llegar al barco comenzamos a tomar muchas fotografías por todos lados, la visibilidad hacía de este un verdadero espectáculo y no queríamos perdernos detalles. De un momento a otro Carlos y yo nos separamos, yo me interné distraídamente por una de las puertas del barco, para al rato nadar hacia la superficie y volvernos a encontrar, siendo motivo de una pequeña discusión y reclamo por parte de Carlos, quien no me hallaba y había perdido la mitad del tiempo de la inmersión en mi búsqueda.
Carlos me contaba que pocas veces había buceado al Spiegel Grove con las condiciones tan favorables de ese día, cuando se dio la señal para partir hacia nuestra segunda inmersión, ya había escuchado comentarios sobre este barco el Duane, y la verdad tenía mucha curiosidad por conocerlo.
El Duane (USCGC Duane WPG-33/WAGC-6/WHEC-33), fue un barco que perteneció a la guardia costera de los Estados Unidos, lanzado al mar el 3 junio de 1936 y retirado de servicio el 1 de Agosto de 1985. Solamente mide 100 metros de largo, haciéndolo un barco relativamente de fácil acceso, también fue hundido para crear arrecife artificial el 27 de noviembre de 1987.
Empezó a llover y el mar levantaba sus olas. Más de una vez pensé que sería el fin de nuestra travesía, pero en Los Cayos hay un dicho, «Si no te gusta el tiempo espera cinco minutos», y así fue esperamos y de pronto el cielo se despejó, salió el sol y el mar lucía tranquilo.
El capitán volvió a dar la mismas indicaciones de la soga y la línea. Mi amigo me quería tomar una fotografía asomado en la cabina de mando del barco y el plan era seguirlo pero no perderlo como había sucedido en el Spiegel Grove, y me lo recordó muy serio, así que lo seguí obedientemente. Ya habiéndome tomado el las fotografías, me dispuse a tomar las mías, estaba impactado, todo era verdaderamente hermoso, el arrecife artificial, los paisajes marinos con bancos de peces de colores por todos lados y el agua tan limpia y brillante.
Decidí entrar un poco al barco sin mucho riesgo ya que se veía luz al otro lado del salón, y cuando más entretenido estaba y ya casi me disponía seguir hacia adelante y penetrar un poco más al barco, escuche un grito detrás de mí, quedé como congelado en el mismo lugar, ya que todo los días no se oye un grito así debajo del agua, era Carlos y al mirar hacia atrás lo divisé mirándome muy serio y haciéndome señas para que lo siguiera…otra vez me había distraído, pero como no ante tanta maravilla.
El buceo transcurría sin ningún percance, hasta que me di cuenta que me quedaban 690 PSI (Per Square Inch) y estaba a 90 pies de profundidad y la computadora de bucear me marcaba 27 minutos de descompresión, así que decidí subir a la superficie, yo sabía que con 600 PSI no iba a poder quedarme 25 minutos y subí con 100 PSI al barco, cuando la computadora se bloqueó, por suerte no habían más buceos programados, porque ya se hace más difícil bucear por tabla que con computadoras (nos adaptamos a lo bueno muy rápido).
Ya todos a bordo contábamos entusiasmados lo que habíamos visto y de como estaba el tiempo y la increíble visibilidad, a la vez que me enteraba que algunos buzos habían visto un tiburón, cosa que ni siquiera me percaté, ya que estaba demasiado concentrado conociendo y fotografiando todo lo que visualizaba delante de mi.
Como después de cada buceo viene bien una buena comida, Carlos que se conoce Los Cayos como si hubiera vivido allí toda su vida, me comentó de un lugar nuevo que habían restaurado muy pintoresco y con linda vista, disfrutamos de la comida y seguimos conversando las anécdotas de nuestro viaje.
Eran las 2 de la tarde cuando salimos de vuelta a Miami, la verdad que me sentí muy contento y satisfecho de haber vivido esta experiencia y mientras miraba a través de la ventana el bello cielo azul matizado con nubes blancas, el sueño y el cansancio me vencieron.
Ya estamos planificando nuestro próximo viaje, el cual puede ser más para el sur o un poco más al norte, todo depende de las condiciones de nuestro amigo el tiempo…
Autor Wilfred Hernández
Miami, Estados Unidos