“No existe más historia que la del alma”.
Saint-John Perse
Mis pasos soñados son actos
que se desdicen en la realidad.
Aquella nota que se congela y que se rompe en el aire,
es la tierra negra que hace brotar el tedio y la amargura.
Columbrarse en las cimas y tras abrir los ojos
perderse vilmente en medio de los vientos albos…
Treinta años de existencia
y sentir que lo poco que se ha vivido
es el sueño herrumbroso de Nadie.
Tanto desatar lo inasible,
tanto papel con delirio coronado,
tanta energía caída por la borda,
para sentir tras la cortina blanca de flores,
en una noche de gemidos extraños,
el miedo punzante de haber perdido hace mucho,
lo que aún se trasueña entre manos.
Quizá lo que se espera ya vino…
O es tan magno y hórrido que delata un secreto.
Y será abrazado sólo cuando caigamos por última vez,
con la muerte al costado limpiándonos el rostro.
Y el mundo, por allá lejos en lo indiferente,
sin saber que se prepara para enjuagarnos el último llanto.
Este corto abandono de hoy,
es el pensamiento que hace arder toda esta Nada…
Luis Esteban Torres. Medellín, Colombia.